¡Únete a la diversión y juega con nosotros! | Deportes | EL PAÍS
Hay una pregunta que abre la puerta a un vasto universo de ilusiones: ¿Te gustaría jugar con nosotros? Este llamado puede resonar en la plaza de una ciudad, en el patio de una escuela o en un prado durante una tarde veraniega. Son cuatro palabras que flotan en el aire, impregnadas de empatía hacia quien se encuentra sin participar, y de audacia por parte de quienes las expresan, pues nunca saben lo que les deparará la respuesta, a pesar de que una primera inspección visual pueda ofrecer algunas pistas. Suele suceder que la respuesta regrese, fundamentada en el agradecimiento. Para cuando todos los protagonistas se percatan de ello, el balón ya está rodando, funcionando como un idioma común. Esa misma pregunta puede escucharse también en otro contexto. Cuando un club ha estado observando a un deportista durante un tiempo y decide dar el paso de hacerle una propuesta, las mismas palabras se presentan acompañadas de una suerte de música celestial que, en la banda sonora de una vida, resonaría como la realización de un sueño.
A Manu Sarabia, histórico jugador del Athletic de Bilbao, la pregunta se la lanzó otra leyenda, Piru Gainza. Aquella frase es hoy el título de un libro —Chaval, ¿quieres venir al Athletic? (Al Poste)— en el que Sarabia y su mujer Begoña Armesto ponen letras a una carrera marcada por un talento innato para el fútbol, las pasiones que despertaba en la grada… y por la más que complicada relación que mantenía con el que entonces era su entrenador, Javier Clemente. La mayor parte del libro está dedicada al affaire —sic— entre futbolista y entrenador. Una situación de conflicto que se trasladó a la grada de San Mamés y que ocupó páginas y páginas en los periódicos de la época. Aún hoy sigue siendo motivo de conversación entre la hinchada bilbaína. Ahora, por primera vez, Sarabia expone abiertamente su versión sobre lo sucedido en aquellos años 80, planteando un interesante ejercicio de memoria y hemeroteca a través del cual se va percibiendo la escalada de la tensión entre ambos. En enero de 1986, el Athletic destituyó al entrenador tras declarar este que Sarabia no jugaría más en el club. Casi 40 años después, la herida continúa abierta.
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